Boletín NaviNotas: DESPIDIENDO AL 'LOBO DEL RÍO'

n LUCY CÁCERES QUINTERO
Asistente Administrativa

Al capitán Obdulio Alfonso Robles Quinto, el destino le fue marcando un oficio que le ha colmado gran parte de su existencia: más de 37 años recorriendo el río grande de La Magdalena.

Este oficio se convirtió en una decisión que se vio fundamentada en el descubrimiento de sus habilidades cuando apenas tenía 23 años de edad, convirtiéndose en un conocedor de las mañas del río y sus canales, haciéndose acreedor al apodo 'El Lobo del Río'.

El capitan Obdulio Alfonso Robles Quinto en compañía de su

esposa Ana Julia Osorio de Robles, de su hija mayor

Carolina Andrea y de dos nietecitos.

En esta ocasión queremos hacer un reconocimiento a quién ha dedicado gran parte de su vida al trabajo responsable y certero. Desde el cuatro de diciembre de 1992 se vinculó a NAVIERA FLUVIAL COLOMBIANA S.A. como capitán de las embarcaciones. Conozcamos algo de su vida.

Carolina Andrea

Robles Osorio, la

hija mayor.

¿Cómo llegó a ser navegante? y ¿cómo escaló para ser capitán?
Hace treinta y siete años residía en Achí (Bolívar) una familia de apellido Noya Royero, de ella hace parte el que años despuès sería mi compadre: Roviro Noya Royero, quien me convenció para que me fuera a navegar con él por el Rio Magdalena.

Así lo hicimos, y después navegaríamos por el Cauca. Durante esta travesía conocí a la que hoy en día es mi esposa y compañera desde hace treinta y cuatro años. Tuvimos cuatro hijos que ya son profesionales, bien educados: dos hijas y dos hijos -Carolina Andrea, Anderson Emilio, Cristian José y Juliana Marcela- fruto de nuestro amor. Ellos son mi adoración ya que me han dado tres preciosos nietos que son mis joyas y mi amor.

Anderson Emilio

Robles Osorio, el

segundo hijo.

He sido navegante por el río Magdalena y sus afluentes, también lo hice por el río Cauca y Nechí. Primero fuí maquinista, luego capitán de tercera y de segunda. Todo esto marcó mi vida como navegante fluvial. He trabajado en cuatro empresas de navegación, pero la más importante es NAVIERA FLUVIAL COLOMBIANA S.A., pues fue la que me acogió en su seno para terminar esta carrera de Capitán y me ayudó a formar a mis hijos como profesionales.

Agradezco el apoyo que me han brindado los jefes, especialmente el Presidente de NAVIERA, doctor Javier Humberto Muñoz Tofolli; el señor Pedro José Muñoz Castro, el Ingeniero Víctor Peña Visbal y el ingeniero Raúl Fernando Muñoz Muñoz, personas a quienes aprecio mucho porque escuchan al trabajador en sus momentos difíciles. A estas excelentes personas les debo la carrera.

Cristian José

Robles Osorio,

el tercer hijo.

¿Su vinculación a NAVIERA FLUVIAL COLOMBIANA S.A.?
Un día le solicité trabajo al ingeniero Héctor Endara. Él me dijo que apenas hubiera una oportunidad me tendría en cuenta, y así fue. Le agradezco la oportunidad que me ha permitido crecer en mi oficio. El cuatro de diciembre de 1992 comencé a laborar como capitán de segunda a bordo del remolcador 'Cancharazo'. De ahí fuí escalando, a bordo de varios remolcadores hasta llegar a capitán de primera.

¿Por qué decidió ser capitán?
Por una persona que para mi era como un padre: Domingo Salvador Cuello Osander (qepd). Era un Capitán diplomado del río Magdalena. Él me manifestó que yo tenía una mente rápida y prodigiosa para sortear cualquier situación y que de capitán me iría mejor. Fue así como comencé a escalar esta dura carrera hasta llegar a la cima.

Juliana Marcela

Robles Osorio,

la hija menor.

¿Cómo nació el apodo 'Lobo del Río'?
Me lo colocó un periodista de Caracol, en una entrevista que me realizó hace muchos años, cuando realizábamos navegación de Puerto Berrio a Cartagena, a bordo del remolcador de la empresa NAVIERA FLUVIAL COLOMBIANA S.A., que se llama 'Perijá', cuando transportábamos autos deportivos de Sofasa, desde puerto Berrío hasta Cartagena.

Durante esa correría también conocí al columnista Carlos Espejo, de El Espectador y de Vea. Me realizó varias entrevistas durante la travesía de Puerto Berrío - Cartagena, y en ellas me bautizó el 'Lobo del Río Magdalena'. Le contestaba pregunta tras pregunta sin titubear: kilómetros, sitios...

¿Qué ha sido lo más difícil de su vida como navegante?
Estar alejado del diario compartir con mi familia, el crecimiento de mis hijos, las fechas especiales... No acompañar a mi esposa cuando enfrentó un cáncer de mama, y que a Dios gracias ya parece superado. El hecho de no estar con la familia lo hace más difícil, porque uno pasa 24 horas diarias a bordo de las unidades remolcadoras. Pero, esa es la vida que escogí, la que me permite realizarme y ser quien soy.

¿Ha vivido experiencias gratificantes en el desarrollo de su labor?
Muchísimas, los momentos gratos compartidos con los compañeros de trabajo, compañeros de las oficinas, y las personas que conocí durante nuestros recorridos.

¿Cuál ha sido la experiencia más difícil durante su carrera como navegante?
El hundimiento del 'Cancharazo' en la Bahía de Cartagena en 1993.

¿Qué hay del dicho 'un amor en cada puerto'?
Ese dicho es muy cierto, pero no para mí. No niego que tuve una que otra aventura en mi época de juventud, pero nada que comprometiera mi estabilidad familiar.

¿Qué le diría a la empresa y a sus compañeros de trabajo ahora que se alista para gozar de merecida pensión?
A esta linda Empresa le diría NAVIERA te amo mucho por soportarme todos estos años y quiero que te sigas conservando y progresando como lo has hecho todos estos años para que nunca desaparezcas del Río Grande de la Magdalena.

A mis compañeros de equipo, colegas y demás tripulantes los invito a cuidar y valorar a nuestra empresa NAVIERA FLUVIAL COLOMBIANA S.A. Digo nuestra empresa porque es de todos los que trabajamos en ella y porque es ella la que nos sostiene y nos da el sustento diario para nuestra familia.

NAVIERA te quiero mucho. Tú fuíste y eres mi vida, y por eso te deseo que perdures muchos siglos.